¿Qué modelo de jefe vamos a seguir?

Muchas veces hemos leído acerca de los diferentes tipos de jefes que nos podemos encontrar dentro de una organización, pero pocas veces pensamos qué tipo de empleados existen.

¿Cuántas veces hemos leído acerca de los diferentes tipos de jefes que nos podemos encontrar dentro de una organización? Está el demasiado controlador, el delegador, y hasta el mediocre; el democrático, el dictador, el inflexible. También el maestro, el tutor, el que con más autoridad moral ha desempeñado el cargo… y la lista continúa.

Pero todos ellos en algun momento han sido becados, pasantes o empleados junior, lo que nos lleva al siguiente planteo: ¿qué tipo de empleados existen?

El tipo de empleado que somos depende fundamentalmente de nuestra personalidad, cultura, educación (la de cuna y la de formación académica), y de las experiencias particulares que nos ha tocado vivir.

Están los empleados siempre dispuestos, los descreídos, los mañosos, los conformistas, los solidarios, los limitados y descomprometidos, los competitivos, los reactivos, los proactivos, los desaprovechados con alto potencial, los oportunistas, y tantos otros como personalidades hay.

Considerando que en las empresas nos encontramos con todas estas personalidades, podríamos definir una estrategia que nos permita identificar qué tipo de empleado puede desempeñarse mejor con qué tipo de jefe.
Como empleados, si queremos seguir trabajando en esa empresa, al menos durante un tiempo deberemos adaptarnos a la situación y al estilo personal del jefe que nos asignen. Pero el área encargada de la selección y desarrollo del personal, es quien debe estar al corriente de las combinaciones ideales para evitar la rotación o el descontento general. Los selectores deben conocer no sólo a los candidatos sino también a los jefes o responsables del área para los que seleccionan.
 
Algunas de las combinaciones más ideales, pueden ser:

1. Jefe demasiado democrático: empleados con rasgos de actuación, directos, focalizados, autónomos y especializados.

2. Jefe dictador e inflexible: empleados sumisos, reactivos, acotados, conformistas o dependientes.

3. Jefe júnior o desmotivado: empleados aguerridos, autónomos, independientes, definidores, competitivos, autodidactas, sin necesidad de contención y también sin ánimo de exigir o buscar el empuje o la conducción de un superior. Un empleado correcto en su proceder y de actuar limitado también podría trabajar fácilmente con este jefe.

4. Jefe maestro o tutor: empleados muy juniors en la posición o becados; proactivos, atentos y observadores, participativos, algo dependientes y hasta cuestionadores en su manera de proceder ante una nueva responsabilidad y desempeño.

5. Jefe con autoridad moral: empleados juniors o seniors, arriesgados, comprometidos, seguros, con la certeza de contar con un coach y contención cercana; dispuestos y fieles.

Las experiencias siempre pueden capitalizarse, hasta cuando uno se encuentra con un jefe negativo. Las reacciones resultantes de trabajar con un jefe de estas características son variadas: están quienes se quedan enganchados con esa personalidad -lo que determina su proceder y hasta afecta a su autoestima-, y quienes desarrollan propias competencias para no sentirse influidos por las acciones o maneras de su “jefe negativo”.

Si por el contrario, nuestro jefe es positivo, es una excelente oportunidad para crecer, formarse, discutir y aportar ideas frente a un responsable receptivo y con impulso de equipo.

Si queremos llegar a ser líderes de equipo, antes es importante liberarnos de nuestros complejos y aprender de todas las experiencias tanto en ámbitos laborales como sociales, para poder, en un futuro, liderar con autoridad moral. Esta tarea diaria nos permitirá llegar a jefes o responsables con colaboradores participativos y comprometidos con la meta, y no con empleados “mochila”.

Pasar de empleado junior a ocupar un puesto jerárquico, en general, depende de nosotros y nuestras habilidades; llegar a ser un jefe o empleado desnutrido de compromiso o afán de crecer, siempre es por motus propio, es autolimitarse como persona, caer en la rutina y ausencia de desafíos, que sin duda, contagia al resto del equipo.

Fuente: Prana Consultores / InfoSalarial

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