Muchos empresarios planifican su propio retiro, que involucra aspectos financieros, legales, económicos y emocionales.
POR LEONARDO GLIKIN PRESIDENTE DE CAPS EMPRESA & FAMILIA.
Para el titular de una organización, tomar la decisión de retirarse no es fácil. No solamente implica un cambio personal sino también un desafío para la empresa, que sigue operando. Este proceso implica tomar previsiones respecto de tres activos importantísimos en el patrimonio de una persona: su empresa, las finanzas, el tiempo. Es por eso que muchos empresarios deciden iniciar un proceso de exiting , es decir, planificar y organizar su propio retiro, atendiendo los aspectos económicos, financieros, legales, administrativos y de liderazgo de la empresa, junto con su proceso emocional.
Como en general nadie tiene experiencia en su propio retiro, conviene rodearse del apoyo técnico necesario para encarar cada aspecto de una manera completa y efectiva. Es posible articular el aporte de los profesionales y gerentes de la empresa con consultores externos, para formar un Comité de Exiting .
Nombrar un director de Exiting.
Es conveniente que sea un experto externo para que se focalice en el desarrollo de este proyecto sin que otras cuestiones de la empresa puedan distraerlo. Lo ideal es buscar a alguien con experiencia en otros procesos similares.
Es conveniente que comience por el diagnóstico, con un análisis de la empresa y las personas involucradas, complementando el estudio de la documentación con entrevistas confidenciales para detectar situaciones problemáticas. El diagnóstico debe plasmarse en un documento escrito, que quede como un registro del punto de comienzo y derive en un plan de trabajo, con un cronograma de reuniones y acciones individuales.
Nombrar una persona interna que coordine el Comité de Exiting.
Encarar este proceso requiere satisfacer ciertas exigencias de tiempo y compromiso por parte del empresario y otras personas involucradas. Muchas veces, la falta de tiempo conspira contra el cumplimiento de los objetivos. Una manera de que eso no ocurra es nombrar a un coordinador interno. Es muy importante que el empresario se resista a la tentación de asumir él mismo la coordinación del equipo, porque eso haría depender cualquier avance de su disponibilidad de tiempo y su estado de ánimo.
Es necesario que quienes participen sean capaces de funcionar en equipo y en red interprofesional. No deben tener intereses contrapuestos con el proceso de exiting por intereses propios. Y luego hay que evaluar si esos profesionales tienen convicciones contrarias al proceso a encarar, que les impidan participar colaborativamente. Por ejemplo si ven con malos ojos el hecho de retirarse porque están convencidos de que hay que trabajar full life , o descalifican a las jóvenes generaciones porque las desprecian o las ven como una amenaza.
Además de su conocimiento de la materia propia, es conveniente que los involucrados tengan capacidades de negociación, aptitud para la mediación y habilidades de comunicación. También, y según la complejidad del proceso, pueden involucrarse profesionales de diferentes áreas: contador, psicólogo, profesional en RR.HH. y coaching, tasador y valuador de empresas, licenciado en Administración, auditor, abogado, consultores en Planificación Patrimonial y/o Financiera, etc.
El funcionamiento del equipo.
Una vez seleccionado el Comité de Exiting , es necesario determinar su misión y objetivos. Es aconsejable ponerlos por escrito, porque implica tener un punto de partida en común, lo que va a ahorrar muchas discusiones estériles. Luego hay que establecer cómo va a funcionar, con reglas claras y pautas de conducta en función del resultado que se busca. La inversión en energía, tiempo y dinero por parte del empresario son muy grandes como para que el proceso se ponga en riesgo por resistencias o indisciplinas. La misión, los objetivos y un reglamento claro pueden ser clave para evitar que se pierdan energías y se produzcan malos entendidos que pueden poner en riesgo el proceso.
Aprobar la agenda con objetivos, plazos, fechas tentativas de reunión y todo otro elemento para asegurar la continuidad del proceso.
Finalmente hay que fijar una agenda autónoma, con reuniones específicas para analizar los avances y desafíos planteados. Así se evita que el proceso quede hundido o desdibujado frente a los desafíos del día a día. Al realizar reuniones de exiting en día y hora distintos de otras reuniones, los involucrados se pueden concentrar en el proceso, sin caer en la tentación de que lo urgente tape lo importante.
FUENTE: La Nación
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