La moda de echar la culpa.

Cómo trasladamos a otras personas nuestras propias debilidades. 
POR OSCAR CANORIO


Hace unos días, recibí un correo electrónico de una persona que no conocía, de 50 años, que me enviaba su Currículum Vitae (CV) y me solicitaba que le de una mano para buscar empleo en el área comercial. Abrí el archivo adjunto y vi el CV. Éste tenía 4 páginas, empezaba con los datos personales, los estudios, los cursos realizados, los conocimientos y, en la última página, las empresas en las que trabajó y las tareas realizadas.

Aunque no conocía a esta persona, la llamé por teléfono y le transmití algunas reflexiones. Le comenté que me parecía que su CV debía enfatizar, en no más de 2 hojas, su experiencia laboral y, sobretodo, los logros pues éstos eran los aspectos que lo podrían diferenciar de una persona más joven.

La respuesta que recibí distó de ser la que esperaba. Me contestó que el mercado laboral no quería a las personas de más de 45 años y que estaba cansado de que las consultoras de recursos humanos no le den empleo.

En este punto, me pregunté el por qué hay personas que siempre le echan la culpa a otros. ¿Será que somos personas con mucho ego y mucho orgullo?

Les propongo reflexionar sobre el tema, no para que esto sirva para encontrar un empleo sino para efectuar una autocrítica y, por ende, procurar una actitud diferente que nos posicione positivamente frente al objetivo de lograr un cambio laboral.

• El EGO

La mayoría de la gente se cree qué es perfecta y raramente aceptan las críticas. Están totalmente controlados por su EGO, un EGO que les dice cosas cómo:

- No necesitás mejorar.
- Eres perfecto.
- Eres lo máximo.

El EGO es un mecanismo de defensa al igual que puede ser el miedo. Quienes actúan de esta manera, establecen dentro de sí pensamientos rígidos, normas inflexibles y principios imposibles de alcanzar cuyo objetivo final es boicotear el éxito, obligándose así a vivir en medio de un fracaso continuo.

A todos nos ha pasado: sin darnos cuenta, nos sometemos a mandatos y voces internas y externas, que nos colocan en lugar de víctima o de culpable. Los otros se transforman en responsables de nuestro destino y así dejamos de hacernos cargo de nuestro propios objetivos. De esta forma, depositamos en el otro la culpabilidad de nuestros desaciertos y desdichas y de hacer de nosotros pobres seres humanos errantes y carentes de valor y dominio propio para decidir sobre nuestro hoy y mañana.

• El ORGULLO

El orgullo, generalmente, te dice cosas cómo:

- Todo lo que haces está bien.
- Tente un respeto a ti mismo exagerado.
- Nadie ni nada puede superarte.

Es evidente que hay que tenerse respeto a uno mismo pero hacerlo de forma exagerada es negativo. Si uno hace un CV sin haber consultado a un profesional en la materia o si uno no se preparó para buscar empleo, las probabilidades de conseguir empleo serán bajas. Eso sí, esa persona no se cuestionará a sí misma y sólo dirá “la culpa es del mercado laboral”.

Todos los seres humanos tenemos derecho a ser felices y vivir sin culpa. Todos tenemos cosas buenas y otras no tan buenas. A mi me parece que, ante la adversidad que implica no tener el empleo que anhelamos, debemos hacer un esfuerzo para conectarnos con lo bueno que tenemos y seguir adelante.

Obsesionarnos con el “echar culpa”, sólo traerá dolor y heridas. En este punto, uno mismo es su propio tóxico. No quieras cambiar al mercado laboral o al consultor de recursos humanos. No quieras cambiar a nadie, sólo cambia quien decide cambiar. Cada vez que tomes una decisión preguntate si te ayudará a ser una mejor versión de vos mismo.

Michael Jordan, excelso jugador de la NBA, una vez dijo “Yo visualicé adónde quería ir, qué tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adónde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré”.

Entonces, si algo sucede, o no sucede, en tu vida, será por lo que vos decidas hacer con ella.

FUENTE: Clarín Empleos

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