Más jóvenes sin estudio ni trabajo.

Un 9,9% de las personas de entre 15 y 24 años no realiza tareas; en 2003 ese índice era del 7,9 por ciento.

Uno de cada diez jóvenes de entre 15 y 24 años no estudia ni trabaja, según un índice que refleja una alta situación de vulnerabilidad social, que es más fuerte entre la población pobre. De hecho, en la cuarta parte de la población en la que se reciben menores ingresos familiares per cápita, la tasa se eleva al 15,2%, según el análisis de datos oficiales realizados por SEL Consultores.
El informe de la consultora destaca que el dato más preocupante es que la proporción de jóvenes inmersos en esa problemática está en avance. Tal evolución parece ir contra toda lógica, cuando existe un escenario de crecimiento de la actividad económica.

Siempre según datos surgidos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en 2003 los jóvenes sin trabajo y sin concurrencia a establecimientos educativos era del 7,9%, mientras que en el segundo semestre de 2010 alcanzó el 9,9 por ciento.

En todo el período que va desde 2003 hasta el primer semestre de 2007, el índice se había mantenido en alrededor de un 8 por ciento. A partir de la segunda mitad de 2007 -cuando alcanzó el 10,7%-, la tasa siempre superó el 9 por ciento.

El informe de SEL aclara que el cálculo fue realizado excluyendo del universo de las personas que no cursan estudios y que se declaran laboralmente inactivas (es decir que no trabajan, pero tampoco buscan trabajar), a las mujeres que realizan tareas domésticas.
El problema, por otra parte, es algo mayor entre quienes entre 15 y 19 años (el índice del segundo semestre de 2010 llegó al 10,4%) y algo más leve entre quienes están en la franja de los 20 a los 24 años, donde llega al 9,5 por ciento.

Pocos conocimientos
Según el análisis de SEL, el crecimiento que a partir de 2007 mostró la proporción de jóvenes al margen del sistema educativo y sin actividad laboral es un fenómeno difícil de explicar. Sin embargo, en busca de una explicación, la consultora señala que el hecho estaría vinculado con el bajo capital humano de conocimientos, al menos en los segmentos donde existe un determinado nivel de deserción temprana del sistema educativo.

Eso explicaría las diferencias entre los índices que se observan en función de cómo se ubican las personas en la sociedad de acuerdo con su nivel de ingresos.

Lejos del índice del 15,2% registrado en el segmento social menos favorecido según los tramos de ingresos, la tasa es del 3,3% entre las personas que están en los hogares donde es más elevado el ingreso familiar per cápita. En las capas de ingresos medios, el índice es de entre el 5,1 y el 8,8% (siempre más reducido cuanto mejor es el posicionamiento social).

Los indicadores de una persistente precariedad reflejada por los indicadores laborales -en este caso de los jóvenes- muestra que a partir de 2007 el proceso de mejoras de la realidad social parece haber quedado estancado.

Así, el estudio de SEL hace referencia a un "núcleo duro" de la pobreza, que esconde a una parte de la población que sufre problemas en su calidad de vida. Problemas de los que, aun con el crecimiento económico de los últimos años, no puede aún liberarse.

FUENTE: La Nación

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