Josefina Helguera recordó los principales hitos en la historia de la marca argentina y detalló cuál es la "búsqueda de la esencia" que desarrolla ahora.
La reconocida empresaria de la moda, Josefina Helguera, disertó recientemente en Uruguay en un evento en el que recordó la historia de la fundación de Rapsodia, la marca que creó junto con su socia y amiga, Sol Acuña.
Con el deseo de hacer "algo diferente", a contracorriente de las tendencias de moda minimalistas que se imponían en la década de los 90, recurrieron al apoyo del empresarios y a un referente político, Francisco De Narváez, quien les pidió que armaran un plan de negocios que "plasmara nuestros sueños".
Hoy Rapsodia tiene 900 empleados con 45 tiendas en Argentina y otras 45 entre Uruguay, Chile, México, Colombia, Venezuela y Paraguay. Factura más de u$s250 millones al año.
Helguera brindó una charla invitada por el programa Más Emprendedoras. Allí recordó como mientras trabajaba en Via Vai, una marca de Alan Faena y Paula Cahen D'Anvers, aprendió todo sobre la rueda operativa de una compañía de indumentaria de moda.
"Alan vendió Via Vai y yo seguí trabajando para el nuevo dueño; la contratamos a Sol como modelo para las gráficas de una campaña. Nos hicimos amigas y pensamos que sería bueno hacer algo juntas", relató.
Para concretar su sueño, fueron a ver a De Narváez, "amigo de ambas" y le contaron la idea. A él "le interesó un montón y nos propuso escribir un plan de negocios". Si le interesaba, se sumaría como inversor, y si no, las ayudaría a conseguir alguien.
Tras seis meses desarrollando la idea, De Narváez acompañó a las emprendedoras y sumó su experiencia como empresario para "soñar en grande".
"No encontrábamos recursos en el mercado argentino para hacer posible el plan de negocios que habíamos armado. Salimos a recorrer embajadas. Cuando llegamos a la de India, vimos que había una cultura textil divina, la cultura en general era increíble, los colores, todo perfecto", prosiguió la empresaria.
"Todo lo que buscábamos de prendas diferenciadas y los valores estaban allí. Nos llamó como un imán. Viajamos a la India y ahí tuvimos la certeza de ir en el camino correcto. Concretamos la primera colección, buscamos la tienda y la abrimos", dijo sobre el local de Las Cañitas, en Capital Federal.
"Todo lo que planeábamos vender en el semestre se vendió en el primer mes; fuimos a la India de vuelta para armar otra colección. La gente siempre quiso más, la pelota iba adelante", dijo entusiasmada la empresaria.
Así comenzó la historia de la firma que, según Helguera, tiene "un vínculo afectivo con la marca, con la experiencia de compra, con la persona que te recibe. Hay un detalle para el corazón en el gesto y en el servicio".
La marca rompió con el minimalismo y con el paradigma del blanco y el negro que dominaba la escena de moda argentina en 1999. "Para nosotros la moda es una línea paralela que nos tira algunas coordenadas pero no nos condiciona", dijo al respecto la emprendedora argentina.
En la evolución de la compañía, otro hito fue al incorporar el departamento de RR.HH. en 2005, para estructurar los procesos y organizarse. "Antes llevábamos las cosas a cuaderno, bien artesanal", confesó ante el auditorio.
¿Qué aprendió la empresaria en este camino? "Lo que yo había aprendido del éxito era que si vos llegabas a tener una compañía exitosa y ser económicamente sustentable y salir en las revistas, eso alcanzaba para ser feliz. Me puse ese objetivo, subí la montaña y un día llegué a la cima. Por dentro no me sentía feliz: me enfermé de tanto trabajar", reveló.
"Después, comencé una búsqueda que tiene que ver mucho más con el plano interno y encontrar de nuevo el verdadero ser, la esencia. En esa dimensión, es donde se ve que el éxito no te mueve la aguja", aseguró Helguera en declaraciones relevadas por El Observador.
"Uno de los grandes cambios tiene que ver con vivir en el presente. Era necesario para mí apostar a eso, en un momento en donde todo lo material lo tenía cubierto, pero faltaba algo más", sentenció.
Fuente: Iprofesional.com
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