La racha recuperadora general de las últimas tres jornadas, que se accionó a medida que comenzó a disiparse el temor a una crisis nuclear de imprevisibles consecuencias en Japón, se cortó ayer.
Se comprobó así que el rebote fue la contracara del exagerado castigo devaluatorio que habían sufrido algunos activos cuando se temió lo peor. Siguiendo esa lógica, ahora los precios se ajustaron al golpe que la suma de conflictos (Oriente Medio) y catástrofes (Japón) podría tener sobre la economía, al desarmarse las coberturas. Esa tendencia tuvo su correlato aquí: la Bolsa bajó 0,34% y los bonos cerraron mixtos.
El repliegue accionario llegó por la toma de ganancias que afectó a los papeles más dinámicos de los últimos días (Siderar, Aluar, etcétera) y la sostenida debacle de YPF, papel que ayer bajó otro 5,8% para ponerse a tono con los US$ 42,40 por ADR al que vendió recientemente Repsol. El precio de cierre de ayer (la conversión da US$ 44,15) sugiere que el proceso depurador que hundió el papel de $ 222,6 a $ 178 en diez días habría hallado sus límites.
Otro tema, los cupones. El crecimiento del 9,2% en 2010 asegura un pago de $ 5,98 por lámina de 100 para el 15 de diciembre. Y si este año se crece al 6%, el próximo servicio sería de $ 8. Así quien hoy lo compra recobraría en 21 meses el 87% de lo invertido, dado que el cupón en pesos cerró ayer a $ 16,13 (+1,4%).
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Son los meses en que el inversor que compra cupones en pesos recobraría el 87% de su apuesta por los pagos anuales de servicios.
FUENTE: La Nación
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