Las cadenas globales de valor (CGV) están tomando un inusual protagonismo en las agendas de investigación de organismos internacionales como la OMC, la OCDE y la UNCTAD, y en ciertos ámbitos académicos relacionados con el comercio y la economía internacional.
Más importante aún, las CGV ganaron un espacio central en la agenda de los principales foros económicos internacionales del año 2013.
Esta visión de los organismos económicos internacionales coincide con lo que Milberg denomina visión “liberal” en el debate sobre política industrial en el marco de las CGV. En resumidas cuentas, para este enfoque la presencia de cadenas de valor implica apoyarse en la importación de insumos para mejorar el desempeño exportador, lo que provee unab ase para la liberalización amplia del comercio y la facilitación del intercambio.
En cambio, según la visión denominada por dicho autor “desarrollista”, la presencia de las CGV aumenta la posibilidad de acceder a los mercados, incrementar el valor agregado y construir capacidades, tecnología y redes regionales. Según este autor, para capturar estas ganancias potenciales se necesita tanto de la política industrial como de la intervención del Estado en el comercio.
Diversos estudios reconocen –aunque muy tímidamente– que la mera inserción de las empresas de un país en cadenas globales de valor no es un camino garantizado hacia el desarrollo económico. Por el contrario, el éxito de esta estrategia dependerá en gran medida de la ubicación que tengan dichas empresas en las CGV, ya que ésta será la que determine los beneficios obtenidos mediante la vinculación con las mismas.
Así, algunas actividades de la parte “superior” de la cadena –diseño, investigación y desarrollo, producción de componentes avanzados–, y de la parte “inferior” de la cadena –marketing y distribución– tienden a generar mayor valor agregado que aquellas intermedias, por ejemplo, el ensamblado.
De hecho, la evidencia empírica disponible confirma que las actividades intensivas en mano de obra están principalmente ubicadas en países en desarrollo y emergentes, mientras que las actividades intensivas en conocimiento se concentran en las economías desarrolladas.
En suma, el proceso de industrialización producido dentro del contexto de las CGV implica el desplazamiento hacia funciones que generan mayor valor agregado dentro de una determinada cadena o hacia nuevas cadenas que agregan más valor. A diferencia de la industrialización por sustitución de importaciones (ISI), donde los países buscan restringir las importaciones, y de la industrialización basada en exportaciones (generalmente conocido como modelo EOI, por su sigla en inglés), donde se concentran en promover las exportaciones, en el caso de la industrialización en el marco de las CGV el énfasis debe ponerse en cómo emplear los insumos intermedios para capturar más valor dentro de las cadenas.
Por definición, una estrategia de desarrollo basado en la inserción en CGV implica importar insumos intermedios para poder producir los bienes que serán exportados. Sin embargo, en general la forma de lograr el citado desplazamiento es a través de la posterior producción doméstica de e mismos productos, lo que conlleva algún tipo de intervención estatal. Por lo tanto, si bien en ciertas circunstancias el proteccionismo puede resultar contraproducente, en otras se torna necesario.
Al mismo tiempo, este tipo de industrialización se apoya en la generación de vínculos fuertes con la base de proveedores de las CGV, establecidos en los países en desarrollo. En consecuencia, las importaciones necesarias para producir las exportaciones involucran necesariamente un alto grado de comercio Sur-Sur.
Fuente: Revista Argentina de Economía Internacional Nº 2 (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto), Febrero 2014.