Qué puedes hacer cuando se va el 'Cristiano Ronaldo' de tu equipo de trabajo.

Han pasado 450 goles y el astro más brillante en la historia de uno de los clubes de futbol más prestigiados del mundo, ha anunciado su partida. El rumor rondaba a un planeta distraído por el Mundial de Rusia 2018 desde la final de la Champions, cuando en medio de los festejos por el cuatro título ganado por el Real Madrid en dicho torneo tan solo en la era de Cristiano Ronaldo, el futbolista portugués declaró: “Ha sido muy bonito estar en el Real Madrid, en los próximos días hablaré…”
Pero en los próximos días la atención estaba puesta en otro lado.



Portugal (o más bien Ronaldo) llegaba al Mundial como uno de los favoritos. En 2016 se proclamaron campeones de Europa y el jugador de 33 años parecía capaz de echarse a la espalda a todo un equipo, a todo un país, para cumplir con el sueño de ganar ese trofeo reservado solo para unos cuántos.

Las cosas no salieron como esperaba y Portugal fue eliminado por Uruguay en los octavos de final. Entonces algunos comenzaron a recordar la frase pronunciada por el jugador como si se tratara de alguna especie de profecía maldita: el astro se iría a otro equipo.

Finalmente, el 10 de julio, con un Mundial disputando aún sus semifinales, la noticia explotó: la Juventus de Italia fichaba al jugador por un contrato de cuatro años y $133 millones de dólares poniéndole punto final a los rumores y a una historia de nueve años de éxito entre Cristiano Ronaldo y el Real Madrid.

Adiós talento, Hola confusión

Cualquier equipo, deportivo o de trabajo, está sujeto a perder a sus más grandes astros. Es un proceso natural y, muchas veces, inevitable. Pero saber esto no lo hace menos doloroso. ¿Cómo reaccionar? ¿Qué hacer cuando el elemento en el que has fincado la idea de éxito te avisa que se va? Como con cualquier pérdida que sufrimos los humanos, hay un proceso de duelo que los equipos también deben de atravesar. En ese duelo hay maduración, aprendizaje y la invaluable oportunidad de la redefinición.
No importa qué tanto lo hayas vislumbrado: cuando la noticia llegue, te dolerá.
Por tu cabeza pasarán mil ideas y emociones simultáneas, pero independientemente de lo que sientas, es momento de escuchar. No argumentes antes de tiempo. No te precipites, solo deja que la persona hable y expliqué las razones de su partida. Aunque resulte doloroso escuchar, aunque critique tu manera de trabajar o tu estilo de liderazgo, presta atención a lo que tenga que decir.
Una vez que haya explicado sus razones indaga un poco más. Pregunta. Comprende. Reflexiona. Comienza a hacer que el momento también juegue a tu favor: toda la información que puedas recabar en torno a la percepción que el equipo tiene de ti es de utilidad y nadie más sincero para comunicártela que aquel que se va.

Una nueva etapa... ¡para todos!

Ya que conoces y entiendes el porqué de su salida, evalúa si vale la pena hacerle una contraoferta. Muchas veces el sueldo no es la razón principal por la que la gente toma la decisión de irse. Piensa si hay algún ajuste que puedas hacer en el equipo para incentivar al astro y cambiar la percepción que tiene de sí mismo dentro de la organización.
Lo que queremos la mayoría de nosotros —además de estabilidad económica— es sentir que aún hay cosas por aprender, que en nuestro puesto nos podemos seguir desarrollando, que en el camino quedan batallas por librar y cimas por conquistar. A la gente competitiva le gusta sentirse retada y si ese elemento tiene años de haber superado su último gran reto es fácil entender por qué mira hacia al horizonte en busca de nuevas emociones y oportunidades.
En la carta de despedida que Cristiano Ronaldo escribió al Real Madrid y a sus aficionados, explica: "Estos años en el Real Madrid, y en esta ciudad de Madrid, han sido posiblemente los más felices de mi vida. Solo tengo sentimientos de enorme agradecimiento para este club, para esta afición y para esta ciudad. Solo puedo dar las gracias a todos ellos por el cariño y afecto que he recibido. Sin embargo, creo que ha llegado el momento de abrir una nueva etapa en mi vida y por eso he pedido al club que acepte traspasarme. Lo siento así y pido a todos, y muy especialmente a nuestros seguidores, que por favor me comprendan.”
Si la estructura de tu empresa permite ofrecerle un cambio de puesto y nuevas responsabilidades, ponlo sobre la mesa. Pero si en realidad no hay más que negociar, respeta la decisión, abraza el cambio, mira hacia el mañana y presta atención a la luz de los nuevos astros que aparecerán en tu horizonte…

La sucesión

Una vez que la decisión haya sido tomada no te precipites. La partida de gente clave en tu equipo ofrece una oportunidad única de reflexión y redefinición. Haz un alto en el camino y aprovecha el hueco generado por la salida para revisar los procesos. Aprovecha el momento para acercarte a los demás. Cuando las cosas marchan solemos alejarnos del equipo para atender otras cosas. Damos por sentadas sus tareas y rara vez nos enteramos del modo en que operan.

Es momento de involucrarte con ellos.

Obsérvalos, reconoce la importancia del rol que juegan y si aún no lo tienes, comienza a imaginar un plan de sucesión. ¿Puede alguno de ellos tomar el puesto que quedó vacante? No te sientas obligado a responder de inmediato, pero tampoco demores demasiado. La gente que se queda estará nerviosa y queriendo entender cómo será su vida laboral ahora que un elemento de tanto peso se ha marchado.

Idealmente no deberías de esperar el momento de la partida del talento para empezar a definir qué hacer. La clave de una sucesión ordenada es la prevención. Imagina la vida de tus elementos clave antes de que se vayan. ¿Qué harías sin ellos? ¿Cómo los suplirías? ¿Están los reemplazos naturales listos para asumir el puesto o es necesario capacitarlos y desarrollarlos? Además del elemento que se fue, ¿hay alguien más en riesgo? ¿Puedes hacer algo para tranquilizarlo antes de que también tome la decisión de irse?

No son preguntas que debas de responder solo. Habla con tu gente y hazles ver que dentro de sus responsabilidades debe de estar también el capacitar a sus posibles sucesores. No dejes que los procesos queden en manos de una sola persona. Que su deslumbrante desempeño jamás implique la falta de desarrollo para los que vienen detrás.

Nunca sabes el talento que puede estar esperando oculto entre la gente que ya forma parte de tu equipo.

No hagas comparaciones

Una vez que hayas tomado una decisión en torno al reemplazo, déjalo ser. Naturalmente sentirás la necesidad de hacer comparaciones, pero no caigas en tentación. No sirve de nada. Permite que la nueva persona asuma el puesto. Guíala y dale las herramientas para que pueda destacar, pero no quieras convertirlo en el clon de quien se fue.
Dale la oportunidad de redefinir la manera de hacer las cosas, de brillar con luz propia y de caminar a tu lado hacia una nueva era en la que los que se fueron se convierten en leyendas y los que quedan en los verdaderos héroes capaces de librar batallas y glorias que ayer ni siquiera imaginabas.

Fuente: Entrepreneur.com

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