Dos tercios de los que estudian para ser maestro tienen faltas de ortografía y no redactan bien un texto.

Surge de un diagnóstico que hizo el gobierno bonaerense entre los que aspiran a ser docentes. Uno de cada tres no sabe qué significa "blandiendo", "ponderar" u "holgazanes". Dicen que estos resultados "muestran el nivel de la secundaria".

Es un círculo vicioso difícil de evadir: los egresados de secundaria terminan el ciclo con rendimientos académicos defectuosos y parte de esos estudiantes son los que luego ingresan a los institutos que forman a los docentes. Ahora, una evaluación entre 12 mil alumnos de los Institutos Superiores de Formación Docente (ISFD) de la provincia determinó que dos tercios de los evaluados no pudieron redactar en forma correcta y sin faltas de ortografía un breve texto de 10 líneas.


El trabajo también reveló que uno de cada tres futuros maestros no conoce el significado de alguna de estas palabras: blandiendo; ponderar, holgazanes, impregnado, apelativo o neologismo.

Las falencias en el aprendizaje de los secundarios tiene variadas formas de constatación: los "bochazos" en el ingreso a universidades; las pruebas PISA y también las Aprender, que impuso la actual conducción educativa. De acuerdo con el último resultado de ese testeo que abarcó a todo el país, el 41,3% de los alumnos no alcanza los conocimientos básicos de matemáticas y los chicos están algo mejor en lenguas: entre los estudiantes del último año del secundario: el 62,5% comprende los textos.

Las autoridades de la Dirección General de Escuelas bonaerense hicieron este año un diagnóstico de los que aspiran a ser maestros y profesores. La modalidad: una encuesta previa; un taller para todos los ingresantes de los 164 establecimientos de formación (2 horas por día, tres semanas) y un relevamiento posterior al curso.

El taller incluyó "tareas académicas" como exponer un tema, leer textos, resolver preguntas, utilizar herramientas educativas y aulas virtuales. Después de ese trayecto se realizó la encuesta a 12 mil jóvenes que buscan un título para estar frente al aula.

Según el resultado de ese testeo, el 35% de los consultados no conoce o no sabe usar el Word (procesador de textos de Microsoft, que está en casi todas las computadoras); casi la mitad de los anotados (48%) no sabe utilizar lo básico del Excel (programa de cálculos de esa misma compañía informática) y el 39% no conoce o nunca utilizó aulas virtuales.

Uno de los ejercicios consistía en identificar en un texto, los temas principales. Sólo el 7% encontró los cuatro ejes del escrito; el 70% solo identificó dos y la mitad no encontró la solución a un tema planteado. Una prueba sobre comprensión lectora dejó resultados que también alarman: dos tercios no lograron encontrar el "párrafo que mejor resume el texto"; la mitad no conoce la función del conector "sin embargo" y el 48% no pudo determinar el significado del concepto "generación app", incluida en la cita.

Los funcionarios de la Dirección de Escuelas explicaron que "los resultados muestran el nivel del secundario. Son una continuidad de lo que nos marcó la prueba Aprender". Buenos Aires tiene 341 institutos superiores, la mitad de gestión privada con subsidios. Allí cursan 116 mil estudiantes; el 75,9% mujeres. En promedio, las carreras son de 4 años con 256 horas de prácticas en los niveles inicial y primario y una cantidad indeterminada en secundaria.

Pero sólo consigue el título el 30% de los que se anotan. Y el promedio de permanencia en la carrera está entre 7 y 8 años. O sea tardan el doble en recibirse.

En el sector gremial de la provincia sostienen que "los institutos de formación están casi abandonados". Uno de los gremios estatales dijo a Clarín que "no se cubren decenas de vacantes; algunas asignaturas todavía no empezaron. Están desatendiendo la formación". Los egresados de los ISFD serán los futuros afiliados a esos sindicatos.

En el área educativa dijeron que "puede haber algún problema puntual de cobertura de vacante", pero no se trata de una dificultad extendida. Y aseguraron que en los cursos de 2018 implementaron un nuevo diseño de matemáticas, inglés y lenguas, adaptado a "nuevos esquemas de enseñanza".

"Es un sistema (el educativo) que está en problemas, con falencias en primaria, secundaria y superior". O sea, un círculo vicioso que se retroalimenta.

Fuente: Clarín

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